Me dijo un día: Necesito un cambió en mi vida. En eso momento pensé que era su manera de decirme que ya no era ni su vida ni su amor ni su cielo ni su nada. Pero no. Al día siguiente llegó con nuevo corte de cabello y un color indescriptible. Maravillosa manera de reactivar las pequeñas felicidades en 48 minutos. Cuando empecé a notar que también yo necesitaba un cambio, traté de emular aquello. No funcionó. Pasar de hippie come flores a soldado raso en términos capilares no representó nada que me hiciera sentir diferente. Así que intenté algo más riesgocito. De la noche a la mañana pasé de ser un anarquista mediático (si se permiten revoluciones institucionales no veo por qué a mí no se me iba a permitir ser aquel engendro híbrido que sepa dios qué coño significaba) a un modesto clase medierito, con trabajito en regla, noviecita pudorosa con planes a futuro y comiditas familiares los domingos. No me convencía mucho, pero era cuestión de dejar pasar tiempito para acomodarme en la nueva circunstancia. Mi formación de economista me aconsejó esperar, como en cualquier negocito, por lo menos un añito para ver los resultados. La vida, que es más culera, me mantuvo no uno, sino 3 en el intento. Hoy, 48 meses después, se decreta oficialmente el cierre definitivo del changarro. Vendo, traspaso, remato, regalo, pago por deshacerme de todo el numerito. Comer flores, a pesar de la inflación, la recesión y la caída de las bolsas en el mundo, sigue costando mucho menos que gastar la poca energía que aún nos queda en seguir juntando fracasitos cotidianos. Ser un muerto de hambre bueno para nada, me va mejor que ser un muerto de hastío bueno para todo. Los domingos siguen siendo tan aburridos como siempre.
domingo, 14 de diciembre de 2008
martes, 9 de diciembre de 2008
Navidad S. A.
lunes, 8 de diciembre de 2008
Relaciones Públicas
jueves, 4 de diciembre de 2008
Filosofía Matrimonial II
Matrimonio
miércoles, 26 de noviembre de 2008
Out side
jueves, 20 de noviembre de 2008
Cronicas de mis fracasos (I)
Lecciones de docencia para maestros remisos
martes, 11 de noviembre de 2008
Página en blanco
Hace ya 2 meses que dije algo como "aún no me he ido y ya hay media docena de historias que esperan ser contadas". Claro se ve ahora que ha sido una promesa de esas que no se van a cumplir. Y es que la media docena ahi sigue, pero ya no estoy seguro de querer contarlas. Lo que pasa es que uno se da cuenta, al paso de los días, de cosas varias, y qué cosas señores míos. Desde la época embrionaria ya le cuelgan a uno en el pescuezo (pescuezo que, dicho sea de paso, aún no existe en aquella época) varios planes, hartas perspectivas. Luego, uno solito se va colgando más. Que si economista, que si vagabundo, que si escritor, que si salvador del mundo, que si intelectual. Al final, como ya se sabe, todo se lo lleva la chingada. De aquellos sueños grandilocuentes no quedan siquiera retazos y se ve a las claras que, desde la ventana de un edificio, entre el tumulto ordinario de las calles, se es uno más de los bípedos que transitan las banquetas. De todo aquello no ha quedado sino el "delicioso" horario de oficina, amores que han dejado de ser platónicos para siempre y algunos nombres propios. De todo aquello lo único que queda por contar es que tomo cerveza en vez de whisky, que hago viajes desastrosos y que no me salen las cuentas de la felicidad. Para colmo, un asqueroso síndrome de página en blanco que es semejante a tener una fractura expuesta de tibia y peroné siendo futbolista profesional. Esperemos que en los días subsecuentes haya pronta recuperación. En tanto, dejemos que el silencio hable un poco.
lunes, 10 de noviembre de 2008
Fenomenos futboleros
lunes, 27 de octubre de 2008
Treinta años...
Treinta años despues, la vida sigue sentada aqui a mi lado. He perdido partidos que ni he jugado y he ganado campeonatos sin saber, siquiera, como... He sido tocado por mucha gente, y he tocado a demasiados... He cometido infinidad de errores. He fracasado en todo, menos en lo importante. He desperdiciado todo, excepto lo trascendente. Los he decepcionado a todos... empezando por el parto Treinta años después ya no soy ni tan joven para brincar ni tan viejo para bailar La muerte, aunque ya me hace ojitos, aun desde lejos, todavía desde lejos. Treinta años después tengo amigos que nunca veo, enemigos con los que no tengo el gusto, recuerdos que no comprendo proyectos que, como el humo, se van, para bien o para mal, arriba, muy arriba de mi cabeza... En estos 30s, mantengo, sin ánimo de lucro, la insistencia de volver a vernos de volver a estar conmigo, Treinta años después, sólo me queda una esperanza ojalá me viva treinta años más... (Feliz cumpleaños a mi...)
Volver a la vieja escuela abandonada
miércoles, 15 de octubre de 2008
Historias del antro
domingo, 12 de octubre de 2008
No smoking, please
miércoles, 17 de septiembre de 2008
Como decirle a tu mamá que estas embarazada
martes, 9 de septiembre de 2008
Como colgarse una medalla de oro en las olimpiadas...
viernes, 29 de agosto de 2008
Vuele bajo
Después de meses de espera estoy a unos días de cruzar el charco, de oeste a este, para más datos. "Espera" es un decir. Un día, como aquella ratita de un cuento, no supe qué hacer con mi monedita y que me compro un boleto de avión. Pusilánime como soy, de ida y vuelta y por 30 días. Luego, por cosas que aquí no se van a explicar, me olvidé del asunto. Hace un par de semanas me quedó claro que no tenía un plan de viaje, ni ropa, ni maleta, ni dinero. En resumen: No sé a qué carajo voy.
Junté lo que pude, que al cambiarlo en el banco por la monedita aquella se desvanecieron los miles y se hicieron unas cuantas docenas, pero ya, carguemos pues con el doloroso penar de la paridad cambiaria. Andaré caminando por calles que no conozco y trataré de probar mi incipiente italiano. Inaugurase así mi ingreso oficial a la clase media, con sueños varios y frustraciones mayores, donde uno le cuenta a todo el mundo la maravilla de lo que va a hacer y tiempo después lo horrendo que ha salido todo. Se comprenderá por fin que andar cargando una mochila de veinte kilos 24 horas por 30 días no tiene nada de divertido, que la gente es igual de babosa en cualquier parte del mundo y que andar tomando fotos como japonés para presumir después con los amigos servirá para llenar aquel viejo baúl que ni uno mismo vuelve a abrir jamás.
Se dice que los viajes son la cosa seria de la gente superficial y la cosa superficial de la gente seria. No sé de qué lado estoy, tengo sospechas.
Dejo el changarro mientras tanto. Una pausa y se verá luego. Esperemos que haya historias, no tienen que ser grandes, con que haya historias basta. Y como diría Facundo Cabral: Vuele bajo porque abajo está la verdad.
"Escribo sólo por matar las tardes, por no ponerme a deshacer (o rehacer) maletas, por no andar, como el rey de los cobardes, mustio, con un ramito de violetas, en el sepelio de las decepciones". Joaquín Sabina.
Convocatoria para marcha de protesta.
Oh, fumadores del mundo, manifestaos. Id en pos del reclamado derecho de existencia, no sucumbir ante los embates de la represión.
SE CONVOCA A UNA MARCHA POR LOS DERECHOS DEL FUMADOR REPRIMIDO. SE MARCHARÁ SIEMPRE CON CIGARRILLO ENCENDIDO.NO HABRÁ GRITOS DE PROTESTA NI PANCARTAS. LA ÚNICA MUESTRA DE NUESTRA REBELIÓN SERÁ LA NUBE QUE HABRÁ DE ACOMPAÑARNOS.
POR RAZONES DE SEGURIDAD Y FUNCIONAMIENTO SE IMPLEMENTAN LOS SIGUIENTES DISPOSITIVOS:
- CADA 2 CALLES HABRÁ UN RELEVO PARA CADA FUMADOR DE LA MARCHA, SE SABE QUE LAS CONDICIONES FÍSICAS NO SON ÓPTIMAS PARA LARGAS DISTANCIAS.
- COMO SE PRETENDE NO CESAR DE FUMAR EN TODO EL RECORRIDO, HABRÁ TAMBIÉN RELEVOS PARA CUANDO SE EMPIECE A ENTURBIAR LA VISTA.
- NO LLEVAR NI PRODUCTOS NI MATERIALES FLAMABLES.
MARCHEMOS, HASTA LA VICTORIA (o hasta el enfisema, el cáncer o la muerte).
Lugar y fecha por confirmar.
Fuera de la ley
Cuando supe que no me dejarían fumar más en dónde se me pegara la gana tuve varias crisis de ansiedad. Hoy, que por fin mis más horrendos temores son legales, no tengo palabras. Me cuesta trabajo escribir, me tiemblan las manos y los dedos. He llegado al trabajo y, sobre el teclado de la computadora, me han dejado un recado en letras enormes: Ya está prohibido fumar adentro, si quieres fumar, afuera.
Con tranquilidad, con una serenidad inusitada en mí, encendí un cigarro. Di una larga, profunda, fumada y dejé que el humo se esparciera por la habitación. Luego, tomé una hoja y escribí un recado en letras enormes que después puse enfrente de mi escritorio: DESDE HACE AÑOS ESTÁ PROHIBIDA LA DISCRIMINACIÓN Y NO VEO LA DIFERENCIA.
Creo que nadie entendió, pero me dejaron en paz.
miércoles, 27 de agosto de 2008
Guía didáctica para el amor en doce sencillas lecciones
Se llamaba Mónica. Era la Diosa mexicana de la Belleza y la ingenuidad, pelo negro y lacio hasta los hombros, ojos negros y naricita de gato, una sonrisa angelical, de esas que te recuerdan que el mal y la perversión no existen en las mentecillas, a veces inquietas, de las mujeres bellas. La historia con Mónica la cuento rápido, no hay mucho que contar: 1) La vi y me enamoré.
2) Me dije a mi mismo: mimismonomerecestenerunpene; Esa mujer está fuera de tu alcance, pues tienes baja autoestima (osea eres feo, no tienes cuerpo atlético, sudas y apestas como un mandril en celo y no, el BMW de la puerta no es tuyo…)
3) Me desenamoré
4) Con el corazón roto pero la dignidad intacta, me desentendí de ella y me enredé con otra (¿semi?) diosa mediopelo poco agraciada pero harto simpática.
5) Ella, Mónica se dio cuenta, y en un acto de sensibilidad, de gran humildad, fuera de todo narcisismo y sin pretensiones ególatras, pues el mal y la perversión no existen en las mentecillas, a veces inquietas, de las mujeres bellas. Me envió una carta declarándome una profunda y escondida admiración – no falta de erotismo – por estos ojos, que leían la carta casi sin aliento. … … 6) Vomité … … 7) Varias veces… … … 8) Me convertí en EL burro-que-grande-lo-tienes mas dichoso de la ciudad. Con más que autoestima; a u t o e g o l a t r í a. En el fuerte-atlético-interesante-intrépido-sexy- hombre-perfecto-para-ella.
9) Se volvió la mujer de mi vida, MI DIOSA personal, mi p-a-r-a-t-o-d-a-l-a-v-i-d-a y si… le debí pleistesía (palabra del vulgo tentregomicorazón: haz con él una rica ensalada con trocitos de verduras y salsa curry) y si… también, por adelantado, (sin pedirle, siquiera, acuse de recibo) le prometí amor eterno: de esos que duran para siempre…
10) Imágenes de boda, paseos por el campo, crianza de niños, risas y risas en la sala de una casa amplia y bien iluminada, con vejez compartida y te-extrañaré-cuando-no-estés-conmigo… y si… etecé y etecé. … … (… Uff… si, a mi también me daría pena ajena…)
11) Le expresé mi amor; puro y lleno de bombones rosados y ella me prometió lo mismo, pero más barato. Con algunos besos pudendos y mas bien mediocrones de por medio, pues (y cito textual:) “…es que no quiero desbordarme en el deseo y perderme a mí misma con tanto y tanto que siento por ti ahora, que, por fin, estamos juntos… vamos a amarnos despacio… si?”
12) Los galanes que la merodeaban (¡que eran muchos!) vieron – atónitos – que ella me prefería a mí más que a toda aquella masa musculosa y verdosa (de billetes verdes se entiende) que le ofrecían a manos llenas. YO ERA EL REY DEL MUUUNDO!!!! Y desde la cima de mis fantasías (eróticas casi todas) los veía pequeños pequeños pequeños… JA (sonrisa triunfal) JA (risa sarcástica) y JA (carcajada de triunfoooo!!)
13) Entonces, en un acto de sensibilidad, de gran humildad, fuera de todo narcisismo y sin pretensiones ególatras, pues el mal y la perversión no existen en las mentecillas, a veces inquietas, de las mujeres bellas; tuvo a bien: quedar embarazada del dueño del BMW que nunca nunca dejó de estacionarse en la puerta.
Esto terminó por acabar: con mis sueños, con mis cualidades de burro grandilocuente, con mi dignidad y de paso con nuestra relación. La Mónica-amada-mía me dijo, mirándome de lejos y con un movimiento de mano, adiós y hasta nunca jamás. Tiempo total de la relación: 4 días, 14 horas y 23 minutos (Siiii, ya lo sé, era yo ligeramente… digamos… por decir lo menos… el-más-pendejo) Nota al pie:
(Pocas semanas después, un compañero, mas bien idiota, me contó una historia parecida, con el amor y el corazón en los labios… con una Mónica muy similar a la amada-mía, en un muy parecido colegio… Durante meses me juré que su Mónica y mi Mónica-amada-mía no eran las mismas… no importa si tenían el mismo apellido y la misma edad y si, sus descripciones coincidían bastante…)
(…Él seguía vomitando)
miércoles, 20 de agosto de 2008
Cuentos chinos
La primera vez que un cuento mío ganó un concurso literario de esos locales e insignificantes, el "representante del gobernador" se echó un largo discurso regionalista: Es un orgullo ver un talento poblano, dijo. En mi discurso, y nada más por joder, hice notar que no sabía si lo mío era talento pero que, en definitiva, no era poblano. Se le salieron un poquito los ojotes de las órbitas y una mirada de algo parecido al desprecio me fue lanzada. Como un acto de verdadero patriotismo, cuando me entregaron mi cheque, me lancé a la primera casa de cambio para convertir el premio en euros que de mexicanos no les quedaba nada.
Hoy, me despertaron a las tres y media de la mañana los gritos de mi mujer. México, México, gritaba la muy infame. Cuando me vio abriendo mis ojotes espantado, se me lanzó al cuello. Ganamos, mi amor, me dijo con un amor eufórico que no le había visto hace como 4 años. Me sacudió como muñeco de trapo mientras yo luchaba por seguir durmiendo. Qué emoción, Qué emoción, y me asfixiaba con sus tetas que a esa hora habían perdido todo su erotismo. Qué chingada madre pasa, le pregunté con dulzura. Ganamos, Ganamos, volvió a decir la muy ingrata.
Cuando al fin me consideré despierto, supe que un fulano de tal había ganado medalla de oro en no sé qué cosa de artes marciales. Me tocó ver como izaban hasta lo más alto una bandera tricolor y el cronista no cabía de la emoción gritando que aquel era un orgullo mexicano y otras pavadas por el estilo. Luego el himno nacional. La desgraciada mujer a mi lado lo cantó completito mientras unas pequeñas lagrimitas se le escurrían como prueba de su orgasmo nacional. Después, el pinche presidente llamó al triunfador para felicitarlo: Orgullo para México, una prueba del valor nacional, bla, bla.
Cuando todo pasó, la dama despertadora decidió dormir a pierna suelta mientras mis ojotes seguían abiertos como platos. Como lo que seguía de las olimpiadas ya no incluía mexicanos, cortaron la transmisión y me volvieron a poner el anuncio de 2 horas de las fajas reductoras. Yo, sin sueño, no tuve más remedio que ponerme a pensar pendejadas. ¿El presidente había hecho algo para que ese sujeto ganara? Sospecho que no, se rumora que hasta los uniformes eran más corrientes que mis camisas de nylon y que el mismo tuvo que pagarse el avión mediante patrocinadores que ahora lo van a sacar anunciando condones M junto aquella alemana que asegura que nadie como un mexicano para un buen revolcón. ¿Será amante de mi mujer y por eso tanta alegría? Mierda, si hay un enfrentamiento yo le dejo el campo libre, no quiero que me meta su medalla de oro por el culo a punta de patadas.
Con mis ojotes como platos llegué desvelado a trabajar. La gente llevaba banderas en los coches y tocaba el claxon al ritmo de: tu, tu, tutu tú. No se hablaba de otra cosa. A huevo, Sí 'ñor, Somos bien cabrones, me cae. ¿Somos? O sea que cualquiera de esos tilicos con corbata le hubiera puesto la misma madriza al otro pobre sujeto del que ya nadie se acuerda. Todos trabajaron como nunca. Juanito no perdió tiempo en Messenger con sus amores virtuales porque "tenía que trabajar" y Fernando no se hizo pendejo 2 horas frente a la copiadora. El pobrecito presidente ha de estar durmiendo plácidamente después de su desvelo. Pero, pues, qué carajo importan 40 millones de pobres si con uno que no lo sea basta. En 20 años, o en 10, o en 5, cuando ya ni quien se acuerde, podrá empeñar su medallita para no morirse de hambre. Total, al fin ya nos entró a todos lo patriotas, a patadas, como siempre.
Me acaban de decir que hoy hay partido de la selección de futbol, o sea que, en unas horas otra puta orgía patriotera, donde el sexo será escaso, pero a qué bonito, a qué feliz, a qué patrióticos todos. Viva México cabrones, a patadas, otra vez, aunque mañana sigan los 40 millones de muertos de hambre, total, más llamaditas del presidente y ya estuvo, más gritos eufóricos y no hay pedo, más medallitas de oro (esto no va a pasar, pero supongamos) y que el mundo gire y gire, y que la orgía nacional continúe para siempre.
miércoles, 6 de agosto de 2008
Dos crudas
lunes, 4 de agosto de 2008
Sensacional de Tarjetas de Crédito (I)
Profesiones varias
Hasta donde yo recuerdo, aunque francamente lo he pensado más de una vez, jamás me he quejado de la profesión de la gente que conozco. Si quieren contar dinero ajeno, calcular la pendiente de la vía láctea, conocer el clima de la Patagonia, saber cómo se reproducen los cangrejos, comprender por qué los políticos existen, decir que la realidad es un constructo social, tratar de resolver problemas que no son suyos, dividir a la gente en clases sociales o saber en qué consiste la penicilina, son cosas que me valen un pepino. Al fin, siempre es bueno oír distintas opiniones de lo que la gente dice que sabe. Y entonces, por qué tanta preocupación y tanta cautela con la mía. Media docena de sujetos me han dicho más de una vez: te voy a contar algo si prometes que no lo vas a publicar mañana. Y qué si lo hago. Si una tal Ema Bovary no hubiera conocido a un tal Flaubert no sería famosa, de hecho hubiera sido una casquivana cualquiera. En cambio, por esa bonita coincidencia, ahora hasta la bandera de las feministas es. En cada pequeña doncella vive una Ema escondida (en cada doncel vive un Emo, pero eso es otra cosa), en cada grito de emancipación Ema surge de lo más profundo de su ser para decir como Mel Gibson (también con faldita y enseñando muslo): ¡Freedom! Entonces, hasta deberían agradecer que uno los inmortalice. Además, jamás les pongo nombre, así que ni que fueran tan evidentes, ¿o sí? Ustedes cuenten, cuenten, que yo nada más callo, veo y escribo.
domingo, 3 de agosto de 2008
Batalla anti-spam
Desde que tengo una cuenta de correo electrónico me he acostumbrado al asunto del spam. Antes, inocentemente pensaba que yo era el único que sufría de estos males por suscribirme a un montón de pendejadas. Después supe que es uno de los comunes infiernos del mundo virtual. Cada día me llegan docenas de correos diciéndome que si doy click aquí seré millonario, que Bill Gates ha decidido donar su fortuna. Hace meses que espero mi cheque de varios cientos de miles de dólares. Cada día me escribe una tal Karen Parkson diciéndome que yo, nadie más que yo, estoy a nada de ganar el último concurso de Riders Digest. Claramente, soy pobre por estúpido. La verdad es que ser rico me da hueva, no sabría qué hacer con tanto dinero.
Ni qué decir de las cadenas, que detesto con toda mi alma. Ya recé 12 aves marías por la paz del mundo, salvé a las ballenas, firmé 14 veces para que el imbécil de George Bush detenga su estúpida guerra, firmé 8 para que destituyan al gober precioso, lloré a mares porque me he olvidado de Dios, le mandé de regreso a mis 900 amigos el mail que me enviaron diciéndome que soy su amigo también y los pienso cada día y he visto más mujeres desnudas que el dueño de playboy. Lo que me parece verdaderamente extraño es que, a pesar de todo eso, espiritualmente no me siento mejor, las ballenas siguen extinguiéndose, los gringos no saben qué hacer con Bazora, el gober precioso sigue inaugurando eventos públicos, Dios sigue sin aparecer en ningún lado, mis 900 amigos no aparecen cuando les llamo y las mujeres desnudas ya no me provocan una erección.
Hace algún tiempo que, entre todo, me llega también, con puntualidad inglesa, un mail cada día de una página de encuentros. Chilenas, mexicanas, brasileñas ofreciendo sus encantos para que yo les tire un lazo. "Soy linda, cariñosa, entregada" (traducción: soy fea pero buena gente); "Busco hombre trabajado y de buenos sentimientos" (traducción: busco un obrero calificado). También hay otros que dicen: "Soy caliente, busco nuevas experiencias" (traducción: soy virgen, ya no lo soporto); "Busco hombres dispuestos a todo" (traducción: quiero boda, 2 niños, 2 perros, un jardín enorme, un tipo que pague todo). Los hombres, que somos inocentes o pendejos, nos lanzamos cual perros tras la presa. Al cabo de varias desilusiones, regresamos a nuestro bodrio tlaxcalteca que, después de meses de súplicas, decide querernos un poco.
Como parece que en estos casos, lo que una mujer busca, sobre todas las cosas, es un hombre sincero, después de varias correcciones a mi perfil decidí mandar el siguiente mensaje: Mido menos de 1.60, era flaco (empiezo a ya no serlo), moreno no claro, ojos grandes enturbiados de malicia, nariz y boca prominentes, la parte izquierda de mi cuerpo no es simétrica a la derecha y no soy deportista. Fumo una cajetilla diaria, bebo socialmente y a solas, soy neurótico y bipolar. Mi algarabía se transforma en un segundo en una ira incontenible y quiero asesinar a los 12 pendejos que me rodean. También soy (muy) inteligente, suficientemente culto y con buena conversación, aunque a veces un poquito aburrido. Soy creativo, lo sexual incluido, aunque mi pene es pequeño y eyaculo pronto. Busco mujer inteligente también, con buena conversación, que guste de debates sin solución, que sufra de insomnio y que prefiera el sexo a los dolores de cabeza nocturnos.
Después de esperar por 2 semanas, trato de ser paciente. Lo que es cierto es que debió de haber funcionado de algún modo, porque cada día me llegan varios mails ofreciéndome viagra, retardadores y alargadores para mi pene vergonzoso.
domingo, 27 de julio de 2008
Lecciones de responsabilidad
La primera vez que me apareció un letrero que decía: "¿Eres mayor de 18 años?", di aceptar sin ninguna culpa, pues pasaba de los 20. Así que nunca supe lo que pasaría si aceptaba de todas maneras con 17 años encima. Creo que cualquiera sabría qué hacer, incluso uno de menos de 18. Aunque claro, si aquel menor fuera atrapado en flagrancia diría algo así como: "Yo no sabía lo que hacía, sólo tengo 17". ¿Ustedes le creerían? Sé de algunos padres inocentes; por fortuna, yo no soy padre y parece que tampoco tan inocente, por lo menos en esos casos. De cualquier modo me encantaría encontrarme a alguien a quien pudiera decirle: "Perdona, es que sólo tengo 30", y me contestara con infinita ternura: "Lo sé, lo sé, no te preocupes, no pasa nada". Pero no, esos días hace tanto que pasaron que ya nadie me disculpa porque yo no sepa qué carajo hacer cuando se descompone la lavadora o se rompe el cristal de la ventana y hay que barrer los restos del acontecimiento. Ahora resulta que tengo que saber cómo diablos convertir en comestible el montón de paquetes cuadrangulares que se esconden en el refrigerador. Hay quien dice que eso es ser responsable, yo guardo profundas dudas al respecto. En tanto, seguiré escribiendo hasta nuevo aviso. Espero que cuando vengan los reproches alguien me crea cuando le diga que empecé a los 17 y me exonere de toda responsabilidad.
jueves, 24 de julio de 2008
Crónica de una desilusión anunciada
miércoles, 23 de julio de 2008
Personalidad múltiple.net
De película
viernes, 18 de julio de 2008
Venganzas literarias
Puñales que no hieren
domingo, 13 de julio de 2008
Viva sin drogas
Hace tiempo, pasaban en la tele un comercial donde un fulano se quedaba dormido con su churro de mota en la mano y el colchón comenzaba a incendiarse mientras aparecía un slogan que decía: vive sin drogas.
Pero inconsciente como es uno, no hace caso. Así que tengo la bonita costumbre de fumarme un cigarro (de tabaco) antes de dormir. Y pues sí, como la realidad supera a la ficción, que me sucede.
Mi insomnio, que es mucho y diario, me ha salvado siempre, pero unos cuántos whiskys hicieron el milagro de dormirme a la segunda fumada. 5 minutos después me despierta un humo mayor que un habano y una pequeña flama que anuncia catástrofes varias. Entre sueños, apagué como pude aquel conato de incendio y seguí durmiendo plácidamente. A la mañana siguiente, encontré un enorme agujero en el colchón y en la cobija, varias neuronas muertas y entonces me prometí no volverlo a hacer. Con una advertencia basta.
Así que ando buscando una mesita de material no flamable que pueda acomodar en la orilla de mi cama. Y como estoy decidido a vivir sin drogas, mañana a primera hora cancelo todas las putas tarjetas de crédito que ya me tienen hasta la madre. Así que seguiré con mi colchón agujerado, sin remedio. Lo de la mesita la pago al contado por si alguien tiene una.
martes, 8 de julio de 2008
Homo erectus
En un acto de imprudencia, se me ocurrió confesar a alguien un día:
—Me siento solo.
—¿Y cómo es la mujer que buscas? —me contestó.
Ay, madre mía. ¿Pues que una declaración de soledad implica siempre a una vieja? Claramente uno tiene necesidades físicas que cubrir, que se van subsanando de la mejor manera que es posible, pero de ahí a querer una riña cada vez por el sabor del helado o elegir el lado de la cama (lo cual ya implica que no hay uno sobre otro) o cómo repartir el pinche salario entre dos, hay una distancia de aquí a Marte y de regreso.
¿Y quién dijo que uno "busca" a una mujer? En el mejor de los casos —o en el peor de ellos— la encuentras de pronto. Tal vez la confusión venga de nuestros ancestros mayas que usaban el mismo verbo para ambas cosas, o de mi incertidumbre en italiano que aún no logra resolver cuál significa qué entre trovare y cercare.
¿Y qué entenderá la gente por soledad? O peor, ¿qué entiendo yo? A lo mejor entre esas raras enfermedades confusivas mías (como diría cierta colega a quien hay que reconocer el crédito de la frase para que no haya queja después) está mi falsa definición de aquello.
Claramente, la mía incluye también, y sobre todo, ausencias intelectuales que son difíciles de llenar aunque, claro, parece que soy el único que parece preocupado por esto. Para el resto creo que las caderas ganan siempre la partida.
Después de toda mi monserga, me miró como bicho raro, con una compasión infinita. Con voz confidente y una palmada en el hombro de complicidad, me contestó:
—Te entiendo, amigo, no es fácil salir del clóset.
Una vez más, la teoría comprobada. Hay en el ambiente una soledad insoportable.
Conspiraciones cósmicas
Eso me pasa por andarle haciendo caso a la gente. Todo porque alguien me convenció de conocer a una conductora de radio para no sé qué proyecto que me interesaría. ¿Pues no habíamos dicho ya que se evitaran a las conductoras o que, en su defecto, les mantuviéramos la boca cerrada? Pero no. Llego yo, con mi cara —y todo lo demás—, de malparido a buscar a una cierta fulana de tal que me esperaba sonriente en la mesa de algún café conocido. Supe entonces cuál era aquel proyecto "que me interesaría muchísimo". Su cara llena de ilusión la delató al instante. Acostumbrado a estos avatares femeninos, la saludé familiarmente, como si nos conociéramos de toda la vida. Me pedí una cerveza y me senté a escuchar cómo se vendía sin pudor alguno.
Lavaba ropa sin guantes, con guantes no es lo mismo — ¿pensará lo mismo sobre otras cosas?—, era muy cariñosa, siempre atenta y hacía un caldo de camarón para chuparse los dedos que algún día en su casa tendría que probar (¿?). Las cervezas siguieron corriendo y los escotes se aflojaron un poco. Los toques en el brazo y en la pierna se volvieron recurrentes. Me mostraba, "casi sin querer", que sus mejores encantos eran una par de senos protuberantes. Bromas sexuales de varios niveles acompañaban la amenísima charla mientras yo trataba de reírme y participar en una conversación que no me hacía la más mínima gracia. Las clases de actuación tienen sus ventajas, no cabe duda.
Y para colmo de mis males, leía. Putísima madre. De un enorme bolso sacó un libro "fantástico" que hojeé mientras ella iba a tirar la mitad de las cervezas que llevábamos y que no sé si pensaba pagar. Frases célebres como "ve y hazlo", que Nike descubrió bastantes años atrás, y "si algo va a salir bien, saldrá bien", antítesis de la ley de Murphy, me hicieron pensar que por lo menos para ella, en ese preciso instante, todo debía de estar saliendo perfecto a causa de las cervezas.
Cuando regresó ya me imaginaba el resto. Me habló del maravilloso contenido de aquel mamotreto y de otros del estilo. Por qué, por qué. Qué he hecho yo para merecer esto. Imploro a dioses conocidos o desconocidos, a demonios cristianos, paganos y de los otros. Otra vez el universo volvió a conspirar, pero no como la prédica de aquel falso profeta, sino para mi infelicidad y mi desasosiego. Plutón (que ya ni siquiera planeta es) orbitó en la constelación del pinche alacrán ese y resulté, según mi carta astral, de una energía inusitada que debí de haberme gastado previamente en la última corretiza al camión porque ahora ya empezaba a contener el bostezo. Supe mi coincidencia de mi signo con el suyo y de las cualidades de las que veníamos provistos desde el inicio de los tiempos.
Asentí, sonreí calladamente. Dudé de las propiedades afrodisiacas de su caldo de camarón y al final, casi al borde del delirio, sin proyecto radiofónico de importancia, dije para mis adentros, y luego para mis afueras: ¡Pero por qué no te callas!
No sé por qué la gente cree en tanta patraña. A estas alturas de mi vida, no creo ya ni en Dios ni el diablo ni siquiera en la Vía Láctea.
Dicen mis detractores que me obstino en cultivar mis neurosis. Pues bien, tal vez tienen razón, pero ¡Y por qué no se callan!