domingo, 3 de agosto de 2008

Batalla anti-spam

Desde que tengo una cuenta de correo electrónico me he acostumbrado al asunto del spam. Antes, inocentemente pensaba que yo era el único que sufría de estos males por suscribirme a un montón de pendejadas. Después supe que es uno de los comunes infiernos del mundo virtual. Cada día me llegan docenas de correos diciéndome que si doy click aquí seré millonario, que Bill Gates ha decidido donar su fortuna. Hace meses que espero mi cheque de varios cientos de miles de dólares. Cada día me escribe una tal Karen Parkson diciéndome que yo, nadie más que yo, estoy a nada de ganar el último concurso de Riders Digest. Claramente, soy pobre por estúpido. La verdad es que ser rico me da hueva, no sabría qué hacer con tanto dinero.

Ni qué decir de las cadenas, que detesto con toda mi alma. Ya recé 12 aves marías por la paz del mundo, salvé a las ballenas, firmé 14 veces para que el imbécil de George Bush detenga su estúpida guerra, firmé 8 para que destituyan al gober precioso, lloré a mares porque me he olvidado de Dios, le mandé de regreso a mis 900 amigos el mail que me enviaron diciéndome que soy su amigo también y los pienso cada día y he visto más mujeres desnudas que el dueño de playboy. Lo que me parece verdaderamente extraño es que, a pesar de todo eso, espiritualmente no me siento mejor, las ballenas siguen extinguiéndose, los gringos no saben qué hacer con Bazora, el gober precioso sigue inaugurando eventos públicos, Dios sigue sin aparecer en ningún lado, mis 900 amigos no aparecen cuando les llamo y las mujeres desnudas ya no me provocan una erección.

Hace algún tiempo que, entre todo, me llega también, con puntualidad inglesa, un mail cada día de una página de encuentros. Chilenas, mexicanas, brasileñas ofreciendo sus encantos para que yo les tire un lazo. "Soy linda, cariñosa, entregada" (traducción: soy fea pero buena gente); "Busco hombre trabajado y de buenos sentimientos" (traducción: busco un obrero calificado). También hay otros que dicen: "Soy caliente, busco nuevas experiencias" (traducción: soy virgen, ya no lo soporto); "Busco hombres dispuestos a todo" (traducción: quiero boda, 2 niños, 2 perros, un jardín enorme, un tipo que pague todo). Los hombres, que somos inocentes o pendejos, nos lanzamos cual perros tras la presa. Al cabo de varias desilusiones, regresamos a nuestro bodrio tlaxcalteca que, después de meses de súplicas, decide querernos un poco.

Como parece que en estos casos, lo que una mujer busca, sobre todas las cosas, es un hombre sincero, después de varias correcciones a mi perfil decidí mandar el siguiente mensaje: Mido menos de 1.60, era flaco (empiezo a ya no serlo), moreno no claro, ojos grandes enturbiados de malicia, nariz y boca prominentes, la parte izquierda de mi cuerpo no es simétrica a la derecha y no soy deportista. Fumo una cajetilla diaria, bebo socialmente y a solas, soy neurótico y bipolar. Mi algarabía se transforma en un segundo en una ira incontenible y quiero asesinar a los 12 pendejos que me rodean. También soy (muy) inteligente, suficientemente culto y con buena conversación, aunque a veces un poquito aburrido. Soy creativo, lo sexual incluido, aunque mi pene es pequeño y eyaculo pronto. Busco mujer inteligente también, con buena conversación, que guste de debates sin solución, que sufra de insomnio y que prefiera el sexo a los dolores de cabeza nocturnos.

Después de esperar por 2 semanas, trato de ser paciente. Lo que es cierto es que debió de haber funcionado de algún modo, porque cada día me llegan varios mails ofreciéndome viagra, retardadores y alargadores para mi pene vergonzoso.

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