lunes, 19 de enero de 2009

Ni tú ni yo

No eres tú, soy yo -me dijo tan convencida, que por un momento (unos 10 ó 12 años), estuve a punto de creerle. Pasado el tiempo mencionado, comprendí que era su forma de mandarme directito a la chingada. Y no vaya usted a creer que soy idiota, nononó, todo lo contrario, lo que pasa es que ni las mentes más brillantes son capaces de estar lúcidas al cien por ciento. Digamos que en este caso era un desliz, un devaneo, un medio tiempo de un partido fragoroso. Pero las aguas vuelven siempre a su nivel y se comprende todo. Hasta que se repite la misma escena otra vez, y luego otra y otra y otra más. Así que uno empieza a sospechar ligeramente que tal vez, sólo tal vez, sea uno y no ella.

Por eso, ahora, convencido, juro que sin un resquicio de falsedad en todo mi ser, he dicho una docena de veces francamente en el último mes: No eres tú, soy yo.

Seguro usted, amable lector, me comprenderá con claridad, si no, no se preocupe, no es usted el que no entiende, soy yo el que no se explica.

miércoles, 7 de enero de 2009

Queridos reyes magos

Hace ya bastantes ayeres que los presuntos reyes magos develaron su identidad y tuvieron nombre y apellido conocidos. En realidad lo que pasó es que nunca revelaron nada, uno, a sus párvulos 5 años se enteró del numerito el día en que fuertes ruidos me despertaron. Con la ilusión de la circunstancia, salí presuroso en pos de encontrarme con los presuntos 3. Oh, tristeza de tristezas, horror de horrores, oh, desilusión. En lugar de 3 eran 2. En lugar de desconocidos, perfectos conocidos. En lugar de reyes, infames periodista y esposa, respectivamente. En lugar de magos, una lucha imposible contra las alas de un avión que se resistía a instalarse en el resto del aparato y en la cual muy poco había de mágico. Los vi sin que me vieran, oí sin que me oyeran y toda mi amargura se ahogó dentro de mí. Luego, volví a la cama sin más. A la mañana siguiente, los desenmascarados me miraron con emoción mientras yo me dirigía hacia la caja de aquel avión sin alas. Entonces, sucedió. Los engañadores fueron engañados, los usurpadores usurpados. Ellos creían que no sabía, yo sabía que ellos no sabían que sabía. Vi sus ilusos rostros, sus anonadadas sonrisas y comprendí que todo aquel cuento no lo armaban para mí, sino para ellos mismos. Así que, jugamos el juego de no saber, de no saber que sabía, de creer que creía. De David contra Goliat. Mantuvimos la ilusión, ellos la suya, yo, la suya también. Comencé a volverme duro. Años pasaron de aquello y un día, ya más grandecito, me volvió a pasar lo mismo. La presunta Virgen María develó su identidad. En realidad lo que pasó es que nunca reveló nada, uno, a sus párvulos vnt5 años se enteró del numerito el día en que fuertes ruidos me despertaron. Oh, tristeza de tristezas, horror de horrores, oh, desilusión. En lugar de 1 eran 2. En lugar de desconocidos, una y uno, respectivamente. En lugar de virgen, en pleno conocimiento bíblico con su San José. En lugar de María, ma, maría, en una lucha imposible contra un avión que se resistía a instalarse en el resto del aparato y en la cual muy poco había de virginal. Los vi sin que me vieran, oí sin que me oyeran y toda mi amargura se ahogó dentro de mí. Luego, volví a mi casa sin más. A la mañana siguiente, los desenmascarados me miraron con emoción mientras yo no dejaba de pensar en la lucha contra aquel avión sin alas. Entonces, sucedió. Los engañadores fueron engañados, los usurpadores usurpados. Ellos creían que no sabía, yo sabía que ellos no sabían que sabía. Vi sus ilusos rostros, sus anonadadas sonrisas y comprendí que todo aquel cuento no lo armaban para mí, sino para ellos mismos. Así que, jugamos el juego de no saber, de no saber que sabía, de creer que creía. De David contra Goliat. Mantuvimos la ilusión, ellos la suya, yo, la suya también. Pero yo ya estaba duro mucho antes. P.S. El avión, aquél, el de juguete, jamás tuvo alas, jamás voló, jamás fue un avión de veras.