lunes, 25 de octubre de 2010

Orsai, la revista imposible

Pildorita de la Felicidad Por Rodrigo Solís. 1 Nada más terrible que encontrar un pastelito, una confitura, una golosina que se amolde a tu paladar, que te llene de alegría, y de buenas a primeras, sin previo aviso, la saquen del mercado para siempre. Uno queda devastado mirando los estantes del supermercado, del estanquillo, de la tiendita de la esquina. Quedamos huérfanos. Desolados. Con un nudo en la garganta. Con ganas de apedrear el carrito repartidor de Marinela o Sabritas, a sabiendas de que toda queja será inútil. Algo parecido me pasó el año pasado con Orsai, mi blog favorito, sitio que tantas alegrías y consuelos me regaló durante los últimos años. Una mañana, para mi horror, dejaron de aparecer escritos actualizados, nuevos, fresquecitos.
2 Un triste año entero con tres mañanas desoladoras tuvieron que pasar para que ocurriera lo impensado. En la pantalla de mi laptop, un escrito inédito de Orsai relucía con la añorada tipografía Georgia número 13.5, informándonos a cientos de fieles lectores desperdigados en diferentes rincones del mundo, que este año para nada fue un año sabático, desperdiciado, todo lo contrario, fueron semanas de silencio, o mejor dicho, una plática de sobremesa donde se buscaba realizar un sueño de toda una vida: dar el gran salto de la red al papel, poniéndose como reto, eso sí, 12 Mandamientos, que de solo recordarlos, se me eriza la piel, tanto o más que a un católico asiduo a misa de domingo cada que realiza un desfalco, miente, engaña a su mujer, morbosea a la hija de su mejor amigo, etcétera, y comulga con los ojos cerrados el cuerpo de Cristo que le pone en la punta de la lengua el sacerdote. 1. No tendrá publicidad, ni subsidios privados o estatales. 2. Tendrá la mejor calidad gráfica del mercado. 3. Prescindirá de todos los intermediarios posibles. 4. Tendrá una versión en papel y otra, dinámica, para tablets. 5. Escribirán y dibujarán únicamente personas que admiremos mucho. 6. Llegará en menos de siete días a cualquier país del mundo. 7. Será trimestral y tendrá más de doscientas páginas. 8. En cada país costará lo que un libro (gastos de envío incluidos). 9. Contará con un capital inicial de cien mil euros. 10. La plata la ponemos nosotros, porque el sueño es nuestro. 11. Si salvamos la inversión, somos felices. 12. Si no salvamos la inversión, nos chupa un huevo. ­
3 En mi juventud, equivocada pero feliz, tras leer alguna biografía del Che Guevara, me carcomía el deseo de haber nacido en otra época, cuando el mundo creía de verdad en las ideologías y valía la pena ponerse la botas y salir a la calle a protestar en contra de gobiernos fascistas, o embarcarse en misiones suicidas a una isla. Entonces, mal que mal, terminó la dictadura perfecta en México, me dediqué a leer literatura de autores nacidos en países del primer mundo, capitalistas, y se me fue pasando la calentura, el ardor, lo rojo de la piel (dato personal: Reinaldo Arenas ayudó un poco). Descubrí que el problema del mundo no es un sistema X o Y, sino nosotros. El individuo. Donde basta un solo imbécil con iniciativa, persuasión, labia o arrojo suicida, para torcer, podrir y llevarse entre las patas a todos. Sin embargo, confieso que se me quedó clavada una espina. El poder hacer algo por la sociedad. Contribuir con mi granito de arena. Ser la piedrita en el zapato de los sinvergüenzas. El insignificante mosquito capaz de interrumpir el sueño de los poderosos. Ser capaz de dinamitar Televisa o TvAzteca, el cáncer más terrible que padece México. O apedrear la sucursal de cualquier banco, saqueadores de cuello blanco, bandidos de verdad. Quimeras, sueños imposibles, demasiado osados para un cobarde como yo. 4 El desvarío del punto anterior, el número 3, fue solo para decirles que he encontrado la espina clavada que pienso sacarme. Cito textual a Orsai: “Nuestra obsesión, de ahora en más, es demostrar que no hay crisis editorial ni económica, sino moral. Lo que hay son medios tradicionales que piensan nada más que en el dinero y se cagan en el lector, lo arrinconan y lo vician de mentiras y de engaños. Nuestro antojo es un medio de comunicación humano, honesto, de una transparencia obscena, un medio gráfico que den ganas de recibir por debajo de la puerta, pero ganas en serio. Como recibíamos en los ochentas y los noventas las revistas que nos gustaban. Y que murieron. Todas murieron”. La odisea, el objetivo titánico de Orsai es hacer un medio sin detenerse a pensar si los auspiciadores pagarán o no la contraportada de la revista. Eliminar intermediarios, traducción: chao, mafias de la distribución. Au revoir, librerías empecinadas en embolsarse el 40% de ganancia sobre el precio del libro. Orsai promete olvidarse, no preocuparse más de los recortes presupuestarios que padecen las revistas comerciales en épocas de crisis, pues el dinero que financia el proyecto, todito, lo han puesto ellos mismos, de sus bolsillos; plata que hicieron jugando, y no piensan duplicarlo (al menos esa es su idea), porque el objetivo es claro: seguir jugando.
5 ¿Tiene sentido que un tipo que escribe tenga que expresarse conforme avance o retroceda la publicidad?, es la pregunta que se plantea Orsai, la pregunta que se ha planteado todo escritor con el mínimo grado de dignidad, pero que sin embargo, escribe porque tiene que comer, viendo sus ideas cortadas por la mitad, acorraladas, flanqueadas por anuncios de bisuterías, refrescos de cola, campañas políticas, etcétera. Los despidos masivos ocurridos en los últimos años en revistas y periódicos, no nos engañemos, sí o sí, son para abaratar costos, sí o sí, en pensar cada vez menos en los lectores, en nosotros. “No puede ser posible que cuando las cosas le van muy bien a las empresas tengas que escribir menos –porque entra publicidad- y cuando las cosas le van mal a las empresas tengas que escribir menos –porque le quitan páginas al diario. ¿Qué tiene que pasar, económicamente hablando, para que los lectores leamos en paz (o para que los periodistas escribamos en paz) un texto de mil palabras?”, se pregunta Orsai pateando el tablero. 6 Los chicos de Orsai me recuerdan a esos jóvenes barbados, idealistas, suicidas que se embarcaron un día a guerrear contra el imperio, plantarle cara. -Pobres ingenuos –me dice mi chica, sabedora de cómo opera mi mente-, cuidadito te pongas en contacto con ellos. -Solamente les estoy sugiriendo un par de escritores que me gustan mucho, que me gustaría salieran del anonimato –digo con timidez mientras envío un e-mail. Selva me clava una mirada flamígera. -Ya están bastante grandecitos para soñar –dice. Lo sé, mi chica tiene razón. Mis amigos de Orsai son un par de soñadores drogones de mediana edad planeando una utopía literaria: llegar a todos los rincones del mundo sin intermediarios mafiosos y a un precio equitativo, pues según ellos, sostienen la filosofía de que es un error pensar en euros, o en dólares, o en pesos, o en soles cuando existen países con economías diferentes, o sea, lo correcto es encontrar otra unidad monetaria. ¡Una unidad monetaria creada por ellos! -¡Están locos! –grita mi chica dando un portazo. 7 La nueva moneda se llama PD$ (periódico del sábado). Unidad monetaria creada a raíz de la siguiente pregunta: ¿Cuánto cuesta el periódico de mayor tirada en tu país, los sábados? El objetivo de Orsai es que cada lector pueda adquirir la revista a un precio final de 15 PD$ (medio mes de periódicos), sin importar dónde vivas, con gastos de envío incluidos. Esta tabulación monetaria se la explico una hora después a mi chica, ya más calmada; calma que enseguida se rompe. -Y se puede saber cómo vas a comprar la revista si no tienes ni para comprar quince periódicos cada tres meses –dice-, y ni se diga comprar revistas y libros en general. Confiado, con aire triunfante, le digo que los chicos de Orsai piensan en el bien común, en la gente menos favorecida por el sistema, en los lectores ávidos de entretenimiento, que por lo general, nunca traemos un peso encima pero nos las ingeniamos para conseguir novias tetonas. -Habrá un pdf con la revista enterita –digo poniéndome de pie, sacando el pecho, levantando el dedo índice hacia el cielo-, y completamente gratis desde el diez de enero. ¿A poco no hay justicia poética? -¿Justicia poética? –se rasca la cabeza Selva-. ¿No en diciembre empiezan a pagarte por escribir tu novela? Asiento con la cabeza, aún con el dedo índice apuntando hacia el cielo cual libertador de algún país del tercer mundo. -Entonces, la próxima vez que vuelvas a quejarte de Chávez o Fidel, de la Coca-Cola o de Bill Gates –Selva me sujeta del cuello de la camiseta-, te meto un madrazo en la cara. 8 Si eres un soñador de verdad que cree en la justicia poética, o pataleas cada que ves tu ciudad inundada de espectaculares, o mejor aún, si deseas leer una revista con los escritores más divertidos del mundo sin tener que ser distraído por anuncios de colores chillones que intentan seducirte a tirar tu dinero en productos completamente inservibles, o descubrir cómo se las ingeniarán los chicos de Orsai para ingresar a Venezuela y a Cuba (en la isla la revista costará 3 PD$, o sea, 0,06 euros) con escritos y caricaturas que hagan bromas de dictaduras caribeñas, o si eres un librero que al mismo tiempo quiere hacer dinero y hacer felices a sus clientes, o si eres un escritor con talento que quiere ganar 500 euros por escrito y un año de suscripción gratuita a la revista, este es tu momento. Hernán Casciari, revolucionario literario, renunció a publicar más su columna de los domingos en el diario La Nación, de Argentina, y a su columna de los viernes en El País, de España. También le anunció a Random House Mondadori que renuncia a sacar nuevos libros con la Editorial Sudamericana de Argentina, o con Editorial Grijalbo en México, al igual que con Plaza & Janés de España. Yo no tengo editorial ni perro que me ladre, pero me subo a su barco, me pongo a sus órdenes si necesitan un grumete que friegue el piso de la cubierta o cepille los retretes, sin esperar nada a cambio, más que mirar con estos cuatro y miopes ojos que una revista finalmente sea un éxito y sobreviva sin recibir publicidad alguna de los emporios capitalistas, y, que también llegue a manos de gente oprimida por dictaduras socialistas. Es hora de que nos escuchen, llegó el día de sacarse la espina enterrada: http://orsai.es/blog/ Más escritos en: http://pildoritadelafelicidadladob.blogspot.com

jueves, 21 de octubre de 2010

Dispuesto al portazo del con Dios

Siento hoy por la noche, que mi poesía es para Polifemo,

Después del encuentro con Nadie el marinero,

Que mi escritura es la de las grutas de Altamira,

He intentado y he versado palabras de alto canto de los ancestros,

Cortado el nudo de Gordio, que Ptolomeo diga que atar y cortar no es lo mismo,

Mientras Hefestión ríe sólo de mi propia irreverencia,

Y después de pasar por los muros de Persepolis,

No he encontrado la puerta de Ishtar para poder incendiarla,

Mi caballería no entra en combate,

En el desprecio de la trinchera de enfrente,

¿seré yo el callejón sin salida de los que gustan de conjugar el verbo fracasar?

Aún así, citando al viejo andalusí de los huesos por encima del corazón,

Sé que no voy a escribir para los hombres,

Mi canto es el canto de las mariposas que bailan al viento,

Los caracoles que aúllan en el universo del jardín,

El aliento de luna que baja a encontrar hogar en el árbol,

Yo soy sangre, carne, víscera y tiempo,

La libertad que viaja en el viento del norte,

Mi corbata es la risa,

Cuando el caos es mi coliseo romano,

los que van a lidiar me saludan en el espejo.

Y hoy ha notificado mi dependiente,

de mi agencia de viaje del caos,

que el viaje inicia ahora,

felices vosotros en puerto,

yo me marcho en un barco de velas de tormenta,

si me quieres encontrar,

estoy en el laberinto conversando con Asterión.

martes, 12 de octubre de 2010

entonces, empecé a escribir...

Pero llegaron las novias de verdad (por fin llegaron). Y con ellas las cartas de amor desesperadas y las cursilerías, que riman con fusilerías, con viles tonterías, con amargas alegrías, con algarabías y Matías y confías y postrimerías… y si, también con puterías… Y que ellas recibían con el eterno gozo – no de amarme al pormayor y sin tapujos – sino de saberse amadas y por lo tanto, dignas de las más entregadas palabras.
Entre carta y carta, cuidadosamente redactada, entre poema y poema, escandalosamente acomodado, que rima con rimado, con alado, albergado, alocado, asomado… y si, también con rebuscado… Deslumbraba a chavitas quinceañeras babotas que en ese momento sentían que me querían querer. Eso me patrocinaba besos menos pudendos y más cachondeo, además de la muy esperada (todo sea por la egoteca) frase admirativa, en la que me confesaban, a veces hasta con lágrimas en los ojos, que nunca nadie les había escrito nada tan bello, que aquellas palabras las habían transportado al país de las maravillas, ese país en el que ellas jugaban a ser princesas y a mí me asignaban el nada aburrido rol de príncipe azul que las rescataba del gran dragón del tedio en el que se habían transformado sus vidas.
De vez en cuando me aseguraba una que otra noche de sexo y muchas - muchas - chaquetas. Pronto se hizo evidente que si quería conseguir más sexo y más palabras de admiración (para la egoteca por supuesto) tendría que escribir mas cartas, más cursis, más inverosímiles, mas melcochonas y más cachondas (que no lleguen a la guarrez… para evitar la bofetada), pero sobre todo más poéticas, que rima con proféticas, con esqueléticas, con américas, eléctricas, numéricas… y si, también con patéticas…
Pero alguien me leía
El gran público de pié me aplaudía (ellas y yo).
Y yo escribía
De una historia de Pamela (fragmento)

domingo, 3 de octubre de 2010

Hoy no

Cada vez que me acuesto en el cobijo de la cama,

Cuando estoy a punto de dormir

Cuando la noche ha sido suficiente para mí,

Mi propia mente salta de isla en isla,

de idea a idea,

Aterriza sin levantar vuelo y navega sin despegar,

Ideas que atraviesan el espejo y, observan al revés

Los vientos del país de las maravillas,

Ideas sin pasado ni futuro, con destino a ninguna parte

Cuando estoy en la frontera, cuando estoy en el borde,

Cuando estoy flotando entre la arena y el agua del sueño,

Cuando resisto en la espiral del laberinto,

Hay un yo por fuera de mí, un flotador, un parapente de papel de china

Hay una voz que me dice: suéltate ya… déjate ir...

Y simplemente, me dejo ir, me suelto de cualquier amarra terrenal,

Y me sumerjo en el horizonte de más allá de los parpados,

La poesía sin píes ni cabeza, la hoja en blanco

He tenido una semana de perros,

Días terribles resistiendo el gris de las oficinas,

Ideas sin sentido para resolver el día…

Disculpe usted, pero hoy no quiero hablar de boludeces,

Hoy no quiero saber nada del mundo y sus arrestos,

Hoy no quiero comentar los estados físicos de la policía

Hoy no quiero atacar los discursos de la guerra,

Hoy no estoy para trincheras de razón ni de justicia,

Hoy no ando para cafés con la diplomacia,

Hoy no ando para explicar el absurdo de la democracia.

Hoy me quiero soltar de las amarras de los pasos de las palabras,

Hoy me quiero soltar en la poesía del juego de los trazos,

De la risa y el olvido

Hoy me quiero perder en la hoja en blanco de la conversación,

Disculpe usted, disculpe querida conciencia… hoy no quiero verle, hoy no,

Hoy, meramente, me quiero soltar

Me quiero dejar ir.

Ritmos Rojos

Ritmos Rojos

A mis dieciocho no tenia gran cosa, poseía una sonrisa,

mantenía varias miradas, rentaba anécdotas ajenas,

El humo del cigarro jugaba a ser oxigeno y yo,

jugaba a beber de las bocas que nunca fueron mías,

Las bocas que no se atrevían a irse de viaje conmigo,

por no confiar en mi pluma, ni ayer ni mañana

hoy es mañana y casi todo es más sencillo,

tengo una fabrica de risas, sigo manteniendo las miradas,

oferto anécdotas y el humo del cigarro,

hace juego con el oxigeno de mi boca, sólo me sobra lo que me hace falta,

y me faltan las darbukas del desierto en el amanecer de los días,

los ojos color aceituna,

los ritmos rojos de tu cintura al ritmo oscuro de tu lejanía.

Manifiesto

Manifiesto

Permitid que os comente queridos,

Si vosotros estáis en la senda que se acompaña

De las letras y palabras, que se acomodan

En la hoja en blanco, que pretende a la poesía.

Admitid que desenrolle el contencioso, pues que,

Si vosotros pretendéis la prenda que se atosiga,

De la tinta y los trazos que a su alma le curan,

En la soberbia prosa de la música escrita…

Si lo Consentid, caros concurrentes

Me consentiré licencia para deciros

Lo que a voz de cuello grita mi corazón,

Y ¡ah, tristeza!, censura la boca mía con los dientes

Si habéis llegado a estas líneas

Condescendéis, que abra el pecho

Con el filo negro de la brutal honestidad,

Dejad os relato la hadada quimera,

Estoy harto de leer poesía de los poetas,

Que lloran mientras escriben coplas,

Por una dama que no los desvalija,

De los besos que le sobran en la boca,

Dispensad que os lo diga,

Hasta el hartazgo me he colmado

De éste bodrio disfrazado del vino,

Escanciado en la copa rota,

Saciado de estar harto estoy de imaginaros,

Con el alma como poca manteca en demasiado pan

Colmado hasta el tuétano también, de percibiros,

Como soldaditos novatos en su primera trinchera.

No preciso deciros como escribir,

No fuese esta torpe disertación un reclamo completo

Si no me reclamase mi gemelo a gritos en el espejo

Que esa espada también esgrimí

Declamo el reclamo de manifestadles que ya camino largo

Por el trance a la senda del guerrero de la alta montaña,

El camino de la poesía que se entona para entrar en batalla,

La prosa que el viento lleva al canto de los caracoles.

De tal suerte escribid sin suspiros ni tinta de cristal,

Sea pues la inspiración, la belleza que os inspira la lucha,

Por el roble sagrado y el canto del cenzontle

Reclamad por la poesía del repicar de los timbales de la guerra,

La cadena de letras fundidas en el fuego y el viento

Que instan a resistir en la última línea, hasta el último aliento, hasta la última garra…

De nuestro baluarte de la esperanza