miércoles, 20 de agosto de 2008

Cuentos chinos

La primera vez que un cuento mío ganó un concurso literario de esos locales e insignificantes, el "representante del gobernador" se echó un largo discurso regionalista: Es un orgullo ver un talento poblano, dijo. En mi discurso, y nada más por joder, hice notar que no sabía si lo mío era talento pero que, en definitiva, no era poblano. Se le salieron un poquito los ojotes de las órbitas y una mirada de algo parecido al desprecio me fue lanzada. Como un acto de verdadero patriotismo, cuando me entregaron mi cheque, me lancé a la primera casa de cambio para convertir el premio en euros que de mexicanos no les quedaba nada.

    Hoy, me despertaron a las tres y media de la mañana los gritos de mi mujer. México, México, gritaba la muy infame. Cuando me vio abriendo mis ojotes espantado, se me lanzó al cuello. Ganamos, mi amor, me dijo con un amor eufórico que no le había visto hace como 4 años. Me sacudió como muñeco de trapo mientras yo luchaba por seguir durmiendo. Qué emoción, Qué emoción, y me asfixiaba con sus tetas que a esa hora habían perdido todo su erotismo. Qué chingada madre pasa, le pregunté con dulzura. Ganamos, Ganamos, volvió a decir la muy ingrata.

    Cuando al fin me consideré despierto, supe que un fulano de tal había ganado medalla de oro en no sé qué cosa de artes marciales. Me tocó ver como izaban hasta lo más alto una bandera tricolor y el cronista no cabía de la emoción gritando que aquel era un orgullo mexicano y otras pavadas por el estilo. Luego el himno nacional. La desgraciada mujer a mi lado lo cantó completito mientras unas pequeñas lagrimitas se le escurrían como prueba de su orgasmo nacional. Después, el pinche presidente llamó al triunfador para felicitarlo: Orgullo para México, una prueba del valor nacional, bla, bla.

    Cuando todo pasó, la dama despertadora decidió dormir a pierna suelta mientras mis ojotes seguían abiertos como platos. Como lo que seguía de las olimpiadas ya no incluía mexicanos, cortaron la transmisión y me volvieron a poner el anuncio de 2 horas de las fajas reductoras. Yo, sin sueño, no tuve más remedio que ponerme a pensar pendejadas. ¿El presidente había hecho algo para que ese sujeto ganara? Sospecho que no, se rumora que hasta los uniformes eran más corrientes que mis camisas de nylon y que el mismo tuvo que pagarse el avión mediante patrocinadores que ahora lo van a sacar anunciando condones M junto aquella alemana que asegura que nadie como un mexicano para un buen revolcón. ¿Será amante de mi mujer y por eso tanta alegría? Mierda, si hay un enfrentamiento yo le dejo el campo libre, no quiero que me meta su medalla de oro por el culo a punta de patadas.

    Con mis ojotes como platos llegué desvelado a trabajar. La gente llevaba banderas en los coches y tocaba el claxon al ritmo de: tu, tu, tutu tú. No se hablaba de otra cosa. A huevo, Sí 'ñor, Somos bien cabrones, me cae. ¿Somos? O sea que cualquiera de esos tilicos con corbata le hubiera puesto la misma madriza al otro pobre sujeto del que ya nadie se acuerda. Todos trabajaron como nunca. Juanito no perdió tiempo en Messenger con sus amores virtuales porque "tenía que trabajar" y Fernando no se hizo pendejo 2 horas frente a la copiadora. El pobrecito presidente ha de estar durmiendo plácidamente después de su desvelo. Pero, pues, qué carajo importan 40 millones de pobres si con uno que no lo sea basta. En 20 años, o en 10, o en 5, cuando ya ni quien se acuerde, podrá empeñar su medallita para no morirse de hambre. Total, al fin ya nos entró a todos lo patriotas, a patadas, como siempre.

    Me acaban de decir que hoy hay partido de la selección de futbol, o sea que, en unas horas otra puta orgía patriotera, donde el sexo será escaso, pero a qué bonito, a qué feliz, a qué patrióticos todos. Viva México cabrones, a patadas, otra vez, aunque mañana sigan los 40 millones de muertos de hambre, total, más llamaditas del presidente y ya estuvo, más gritos eufóricos y no hay pedo, más medallitas de oro (esto no va a pasar, pero supongamos) y que el mundo gire y gire, y que la orgía nacional continúe para siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario