jueves, 14 de mayo de 2009

Las Fronteras

Lo difícil nunca ha sido empezar a escribir, lo terrible nunca ha sido divagar por los mundos y laberintos del minotauro, lo cobarde nunca ha sido hundirse en el mar embravecido de la hoja en blanco, lo sombrío es saber que puedo curarme a través del amor y las palabras, pero no lo quiero, no quiero la paz, no quiero la posguerra, lo que quiero es la terrible carnicería de una trinchera siempre amenazada y a punto de caer, lo que quiero es la mirada suplicante de un chico disfrazado de soldado, muerto por mi bayoneta, lo que quiero es el silencio sordo de las explosiones, lo que quiero es el tranquilizante momento en que dejo de agonizar. 

1 comentario:

  1. ENCARGO

    No me des tregua, no me perdones nunca.
    Hostígame en la sangre, que cada cosa cruel sea tú que vuelves.
    ¡No me dejes dormir, no me des paz!
    Entonces ganaré mi reino,
    naceré lentamente.
    No me pierdas como una música fácil, no seas caricia ni guante;
    tállame como un sílex, desespérame.
    Guarda tu amor humano, tu sonrisa, tu pelo. Dalos.
    Ven a mí con tu cólera seca de fósforo y escamas.
    Grita. Vomítame arena en la boca, rómpeme las fauces.
    No me importa ignorarte en pleno día,
    saber que juegas cara al sol y al hombre.
    Compártelo.

    Yo te pido la cruel ceremonia del tajo,
    lo que nadie te pide: las espinas
    hasta el hueso. Arráncame esta cara infame,
    oblígame a gritar al fin mi verdadero nombre.

    Cortazar

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