miércoles, 27 de mayo de 2009

Las Fronteras II El camino del sueño

Las Fronteras II

El camino del sueño

Mi mente es el caos, son tormentas de nubes que se aparecen y desaparecen, es la constante de una mente que por momentos espera el amanecer, de una luna que espera al anochecer para iluminar la tormenta...

Mi cuerpo es la tranquilidad, el mar esperando besar tranquilamente la playa, la tranquilidad de estar en un eterno vaivén, esperando que la luna se aparezca para levantar la marea...

Mis manos son la tierra, la humedad del musgo que crece viendo al norte, la lenta exploración de la tierra alcanzando las ramas altas de los pinos, la rápida agonía de quien es eterno, la eternidad de quién pertenece al club de los inmortales, la pertenencia de crecer sólo bajo los influjos de la marea nocturna, de los ojos tímidos que reflejan la luna a los seres vivos y diminutos…

  Mi mirada es la oscuridad, los contornos de un bosque nocturno, los frágiles ángulos de las figuras con los multicolores del enramado de los pinos, el apacible prado y la furiosa marea del viento frío que viene del norte derribando las ramas de los árboles, para dejar pasar los rayos de luna en medio de las hojas...

 La travesía entre mi mente, mi cuerpo, mis manos y mi mirada conforma mi alma, el alma entre los pinos de un camino por medio del bosque, los árboles sagrados de mis ancestros, la tierra sagrada, la paz de quién sabe que la carretera de ida no tiene fin y el camino de regreso nunca está terminado…

 Los nichos de los hijos que no tendré estarán en la cima de la montaña, los lobos cazarán bajo mi mirada y dormirán en mi regazo y, en una noche fría de Enero, con la luna en lo más alto, mi Banshee me colocará una trampa con el amor de quién espera siglos, me recostaré sobre la tierra húmeda a esperar tranquilamente que vengas por mi, con tu mirada enternecida por el vaivén de la marea adormecida por el frío, hambrienta de mi alma, esa noche vendrás a mi, querida muerte blanca y me cobijarás con el helado beso de tu compañía...

Los caminos llegan a su fin, para poder huir de la niebla gris que cubre al mundo, para dejar atrás las lagrimas del bosque, para poder soñar de nuevo, para volar lejos de los tesoros y sus herencias, para alejarme del calor de los vivos y poder sentarme en las estancias de mis ancestros. 

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