sábado, 27 de marzo de 2010

Aunque no esté de moda en estos días

Me acuerdo de mí con mis pantaloncitos de mezclilla en forma de tubitos que delataban mis nada musculosas piernas y mis inexistentes nalgas, mis tenis imitación Michael Jordan y mi camisita de manga corta que evidenciaban la desigual proporción de mis extremidades producto de un parto con complicaciones y que demostraba por vez primera, con múltiples reiteraciones luego, que nacer es un dolor que la vida no compensa.

Con todo eso, de veras no puedo entender por qué decidí que la mejor manera para hacerme notar era ser basquetbolista y lanzar, desde fuera de la línea de 3 puntos, con un gancho poco productivo, el balón hacia la cesta. Me costó varios años entender que por ahí no iba la cosa.

Luego decidí ser cura. Recé, me santigüé, pequé, me confesé, descubrí que la carne siempre es débil y que la ficción de un dios único dividido en 3 e inalcanzable no es suficiente para curar la nausea de la existencia y dejé de rezar y pecar y santiguar y confesarme. Pero como hasta de la basura puede salir un tesoro, gracias a ello descubrí el centro de mi primera novela y la primera línea que, al menos por hoy, me resulta contundente.

Después vino la idea de la revolución. Mi inexperiencia en el ramo me llevó a usar pancartas en lugar de fusiles y creí que un gorrito para el frío bastaba para redimir al mundo. Resultado: la desilusión no sé por qué carajo conduce siempre hacia alguna droga. Unos se compran coche, otros se enamoran, otros se desenamoran, unos beben, otros cogen, uno comen, otros dejan de dormir. Yo me conseguí vicios varios, incluso unos que iban en contra de otros y perdí el sueño por completo.

Hoy amanecí con la vena de empresario exitoso.

Se buscan accionistas para un MarxDonalds que venda hamburguesas con pan de cemita, rábanos en lugar de pepinillos, salsa de molcajete en lugar de capsup, café de olla en lugar de diet coke y papas con rajas de chile poblano en lugar de papas a la francesa (pinche francesa). Margen de ganancia de -45% e inversión de alto riesgo.

Si usted es alguien que teme a los riesgos y a un margen de ganancia negativo, prefiera ir a la estética de su elección a cambiar de look.

Pero si prefiere los cronopios a las famas y no sabe lo que es un molino de viento, entonces, ¿Quién dice yo?

4 comentarios:

  1. Pd. Cuando escribí la palabra cronopios el word me la puso en rojo. Las opciones de correción eran: cron opios, conopeos, crono píos y corónopos.
    Así que no se sienta mal, tampoco word sabe qué carajos es aquello.

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  2. Me gustan mucho tus textos carnal. Sumamente realistas, este es el verdadero espejo mágico que habla con la verdad. Basta de autoengaños.

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  3. Sisisi ya basta de autoengaños! Jajajajaja Yo no me siento capaz de molcajetear ninguna salsa, pero le entro con los rabanitos.
    PD: fíjate que yo me he desilusionado poco y tengo bastantes vicios (la mayoría en un periodo de latencia silenciosa que da miedo)
    PD2: supongo que beto puertas sabe poco español y dudo mucho que sepa lo que es un cronopio... no le pidas peras al olmo

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