lunes, 25 de octubre de 2010
Orsai, la revista imposible
jueves, 21 de octubre de 2010
Dispuesto al portazo del con Dios
Siento hoy por la noche, que mi poesía es para Polifemo,
Después del encuentro con Nadie el marinero,
Que mi escritura es la de las grutas de Altamira,
He intentado y he versado palabras de alto canto de los ancestros,
Cortado el nudo de Gordio, que Ptolomeo diga que atar y cortar no es lo mismo,
Mientras Hefestión ríe sólo de mi propia irreverencia,
Y después de pasar por los muros de Persepolis,
No he encontrado la puerta de Ishtar para poder incendiarla,
Mi caballería no entra en combate,
En el desprecio de la trinchera de enfrente,
¿seré yo el callejón sin salida de los que gustan de conjugar el verbo fracasar?
Aún así, citando al viejo andalusí de los huesos por encima del corazón,
Sé que no voy a escribir para los hombres,
Mi canto es el canto de las mariposas que bailan al viento,
Los caracoles que aúllan en el universo del jardín,
El aliento de luna que baja a encontrar hogar en el árbol,
Yo soy sangre, carne, víscera y tiempo,
La libertad que viaja en el viento del norte,
Mi corbata es la risa,
Cuando el caos es mi coliseo romano,
los que van a lidiar me saludan en el espejo.
Y hoy ha notificado mi dependiente,
de mi agencia de viaje del caos,
que el viaje inicia ahora,
felices vosotros en puerto,
yo me marcho en un barco de velas de tormenta,
si me quieres encontrar,
estoy en el laberinto conversando con Asterión.
martes, 12 de octubre de 2010
entonces, empecé a escribir...
domingo, 3 de octubre de 2010
Hoy no
Cada vez que me acuesto en el cobijo de la cama,
Cuando estoy a punto de dormir
Cuando la noche ha sido suficiente para mí,
Mi propia mente salta de isla en isla,
de idea a idea,
Aterriza sin levantar vuelo y navega sin despegar,
Ideas que atraviesan el espejo y, observan al revés
Los vientos del país de las maravillas,
Ideas sin pasado ni futuro, con destino a ninguna parte
Cuando estoy en la frontera, cuando estoy en el borde,
Cuando estoy flotando entre la arena y el agua del sueño,
Cuando resisto en la espiral del laberinto,
Hay un yo por fuera de mí, un flotador, un parapente de papel de china
Hay una voz que me dice: suéltate ya… déjate ir...
Y simplemente, me dejo ir, me suelto de cualquier amarra terrenal,
Y me sumerjo en el horizonte de más allá de los parpados,
La poesía sin píes ni cabeza, la hoja en blanco
He tenido una semana de perros,
Días terribles resistiendo el gris de las oficinas,
Ideas sin sentido para resolver el día…
Disculpe usted, pero hoy no quiero hablar de boludeces,
Hoy no quiero saber nada del mundo y sus arrestos,
Hoy no quiero comentar los estados físicos de la policía
Hoy no quiero atacar los discursos de la guerra,
Hoy no estoy para trincheras de razón ni de justicia,
Hoy no ando para cafés con la diplomacia,
Hoy no ando para explicar el absurdo de la democracia.
Hoy me quiero soltar de las amarras de los pasos de las palabras,
Hoy me quiero soltar en la poesía del juego de los trazos,
De la risa y el olvido
Hoy me quiero perder en la hoja en blanco de la conversación,
Disculpe usted, disculpe querida conciencia… hoy no quiero verle, hoy no,
Hoy, meramente, me quiero soltar
Me quiero dejar ir.
Ritmos Rojos
Ritmos Rojos
A mis dieciocho no tenia gran cosa, poseía una sonrisa,
mantenía varias miradas, rentaba anécdotas ajenas,
El humo del cigarro jugaba a ser oxigeno y yo,
jugaba a beber de las bocas que nunca fueron mías,
Las bocas que no se atrevían a irse de viaje conmigo,
por no confiar en mi pluma, ni ayer ni mañana
hoy es mañana y casi todo es más sencillo,
tengo una fabrica de risas, sigo manteniendo las miradas,
oferto anécdotas y el humo del cigarro,
hace juego con el oxigeno de mi boca, sólo me sobra lo que me hace falta,
y me faltan las darbukas del desierto en el amanecer de los días,
los ojos color aceituna,
los ritmos rojos de tu cintura al ritmo oscuro de tu lejanía.
Manifiesto
Manifiesto
Permitid que os comente queridos,
Si vosotros estáis en la senda que se acompaña
De las letras y palabras, que se acomodan
En la hoja en blanco, que pretende a la poesía.
Admitid que desenrolle el contencioso, pues que,
Si vosotros pretendéis la prenda que se atosiga,
De la tinta y los trazos que a su alma le curan,
En la soberbia prosa de la música escrita…
Si lo Consentid, caros concurrentes
Me consentiré licencia para deciros
Lo que a voz de cuello grita mi corazón,
Y ¡ah, tristeza!, censura la boca mía con los dientes
Si habéis llegado a estas líneas
Condescendéis, que abra el pecho
Con el filo negro de la brutal honestidad,
Dejad os relato la hadada quimera,
Estoy harto de leer poesía de los poetas,
Que lloran mientras escriben coplas,
Por una dama que no los desvalija,
De los besos que le sobran en la boca,
Dispensad que os lo diga,
Hasta el hartazgo me he colmado
De éste bodrio disfrazado del vino,
Escanciado en la copa rota,
Saciado de estar harto estoy de imaginaros,
Con el alma como poca manteca en demasiado pan
Colmado hasta el tuétano también, de percibiros,
Como soldaditos novatos en su primera trinchera.
No preciso deciros como escribir,
No fuese esta torpe disertación un reclamo completo
Si no me reclamase mi gemelo a gritos en el espejo
Que esa espada también esgrimí
Declamo el reclamo de manifestadles que ya camino largo
Por el trance a la senda del guerrero de la alta montaña,
El camino de la poesía que se entona para entrar en batalla,
La prosa que el viento lleva al canto de los caracoles.
De tal suerte escribid sin suspiros ni tinta de cristal,
Sea pues la inspiración, la belleza que os inspira la lucha,
Por el roble sagrado y el canto del cenzontle
Reclamad por la poesía del repicar de los timbales de la guerra,
La cadena de letras fundidas en el fuego y el viento
Que instan a resistir en la última línea, hasta el último aliento, hasta la última garra…
De nuestro baluarte de la esperanza