jueves, 21 de octubre de 2010

Dispuesto al portazo del con Dios

Siento hoy por la noche, que mi poesía es para Polifemo,

Después del encuentro con Nadie el marinero,

Que mi escritura es la de las grutas de Altamira,

He intentado y he versado palabras de alto canto de los ancestros,

Cortado el nudo de Gordio, que Ptolomeo diga que atar y cortar no es lo mismo,

Mientras Hefestión ríe sólo de mi propia irreverencia,

Y después de pasar por los muros de Persepolis,

No he encontrado la puerta de Ishtar para poder incendiarla,

Mi caballería no entra en combate,

En el desprecio de la trinchera de enfrente,

¿seré yo el callejón sin salida de los que gustan de conjugar el verbo fracasar?

Aún así, citando al viejo andalusí de los huesos por encima del corazón,

Sé que no voy a escribir para los hombres,

Mi canto es el canto de las mariposas que bailan al viento,

Los caracoles que aúllan en el universo del jardín,

El aliento de luna que baja a encontrar hogar en el árbol,

Yo soy sangre, carne, víscera y tiempo,

La libertad que viaja en el viento del norte,

Mi corbata es la risa,

Cuando el caos es mi coliseo romano,

los que van a lidiar me saludan en el espejo.

Y hoy ha notificado mi dependiente,

de mi agencia de viaje del caos,

que el viaje inicia ahora,

felices vosotros en puerto,

yo me marcho en un barco de velas de tormenta,

si me quieres encontrar,

estoy en el laberinto conversando con Asterión.

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