lunes, 24 de mayo de 2010

Revoluciones de papel

Para cuando a mis amigos les dio por protestar contra gobernadores preciosos yo ya había dejado de creer hasta en la vía láctea y esperaba que la vida se nos fuera acabando simplemente. Como sea, me parecía una buena manera de sacar las neurosis dominicales cuyo único riesgo posible era ser asesinado por una pancarta o desmayar de deshidratación. Astutamente, en el servicio militar se enseña a plantar arbolitos en lugar de manejar armas de fuego, para evitar que los gobernadores preciosos pierdan sus lunares a punta de pistola en lugar de hacerlo con cirugía láser.

Uno acaba instalado en la modorra feliz de las revoluciones históricas, las quejas petulantes en un café y las protestas airadas contra una mujer que desconoce los principios elementales del crédito bancario.

¡Ah! Pero llega en la vida de todo hombre, mujer o quimera en que es necesario enfrentarse ante la injusticia social.

Y a mí, que de lo más profundo de mi ser me ha surgido la vena revolucionaria, ahora hago juntas de vecinos y recaudo firmas por lo excesivo que resulta el pago de la basura o la cuota de vigilancia. Y, como soy valiente entre valientes, no requiero de capucha alguna para ocultar mi identidad.

Querido lector: al final del presente, le invito a estampar su poderosa (firma, se entiende) para levantar la voz en contra de la muerte de las ballenas, la muerte de Paulette, la contaminación en el mundo, la corrupción, la pobreza, la injusticia y la guerra. Pero, sobre todas las cosas, en contra de las mujeres que no nos dejan ver el mundial en santa paz.

Estoy seguro que mi caudillismo llegará alguna vez a los libros de texto del cuarto grado. Además, sé de buena fuente que las labores heroicas suelen conseguir admiradoras.

3 comentarios:

  1. Gritarle al televisor mientras el Santos pierde ante el Toluca no es ninguna labor heroica; aunque el seguir soltero y sin hijos a tus 20y 12 si que lo es. Y aún así tienes admiradoras, que caray.

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  2. .

    ¿También aplica para que las mujeres nos dejen leer en paz?

    ¿En dónde dices que firmo?

    .

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  3. Estimado Hein?:

    Aplicaría si eso fuese posible, pero lamento decirte que el caso merece artículo aparte.

    Querido anónimo:

    Heroico es ya levantarse cada día, sin tener maldita idea para qué.
    P.S. Por lo de las admiradoras, no es la cantidad lo que me preocupa.

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